Agosto 05, 2025
Andrea Salinas CDMX, – Luz Katherine Tapia Ramírez, nacida el 7 de diciembre de 1992 en Las Flores, Córdoba, Colombia, ha construido una de las historias más inspiradoras del futbol femenino sudamericano. Hoy es reconocida como una de las mejores arqueras del continente, pero su camino estuvo lejos de ser fácil.
Antes de consolidarse como futbolista profesional, Tapia trabajó como patrullera del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de la Policía Nacional, donde incluso llegó a escoltar autobuses de equipos profesionales como el Atlético Nacional. Durante esos años, nunca dejó de soñar con el futbol, disciplina a la que se entregó completamente cuando dejó su cargo policial.
Los inicios: entre sacrificios y determinación
Desde pequeña, Katherine jugó al futbol en su comunidad, muchas veces enfrentando críticas por ser mujer en un entorno dominado por hombres. Para poder entrenar, trabajó como niñera y empleada doméstica, destinando su salario a pagar entrenamientos, guantes y otros insumos deportivos.
Comenzó su carrera como defensa central en el club Gol Star de Bogotá, pero fue reconvertida a portera por el técnico Diego Rodríguez, quien notó sus reflejos y capacidades físicas. Aquella decisión marcó un antes y un después en su trayectoria.

El ascenso en el futbol profesional
Tapia debutó en la Liga Femenina Colombiana con Atlético Nacional, donde hizo historia al convertirse en la primera arquera en marcar un gol en la liga, tras anotar de penal ante Bucaramanga en 2020.
Posteriormente, defendió los colores de América de Cali e Independiente Santa Fe, con quienes disputó la Copa Libertadores Femenina. En este torneo, tuvo actuaciones memorables, como cuando atajó dos penales en la semifinal frente a Corinthians, llevando a su equipo a la final continental.
En 2022 se trasladó a Chile para jugar con Santiago Morning, y más tarde fichó con el Palmeiras de Brasil, uno de los clubes más importantes del continente.
Protagonista en la Copa América 2025
Durante la Copa América Femenina 2025, Katherine Tapia se consolidó como una de las grandes figuras del certamen. Disputó todos los minutos posibles del torneo (570), mantuvo su arco en cero en cuatro encuentros y registró un promedio de 0.83 goles recibidos por partido. Además, fue decisiva en momentos clave al atajar penales en fases eliminatorias.
Gracias a su sobresaliente actuación, fue premiada por la Conmebol como la Mejor Arquera del torneo, convirtiéndose en la primera colombiana en recibir el galardón. También fue incluida en el once ideal del campeonato.

El lado humano: entre la lesión y la depresión
Pese a su éxito actual, Tapia ha enfrentado momentos oscuros. En 2023, una lesión la marginó del Mundial Femenino, lo que la llevó a atravesar una profunda depresión. En entrevistas recientes, ha compartido que fue un periodo «muy crónico» y difícil de superar, pero que logró salir adelante gracias a su fortaleza mental y apoyo personal.
Hoy, esa experiencia le sirve como motor para continuar luchando por sus objetivos, agradeciendo cada oportunidad que le brinda el futbol.

Un legado de inspiración
Katherine Tapia ha demostrado que los límites solo existen para quienes dejan de intentarlo. Desde los escudos del ESMAD hasta los guantes del Palmeiras y la selección Colombia, ha desafiado estereotipos, superado barreras personales y se ha convertido en un símbolo de perseverancia para miles de niñas que sueñan con triunfar en el deporte.
Su historia es, sin duda, una de las más significativas del futbol femenino actual, no solo por sus logros dentro del campo, sino por la valentía con la que ha enfrentado cada obstáculo.