24 de abril, 2025
Andrea Salinas, CDMX
En la historia del ciclismo mundial hay un nombre que brilla por su valentía más que por sus títulos: Alfonsina Strada, la primera y única mujer que ha participado en el Giro de Italia masculino, un gesto que no solo desafió las reglas del deporte, sino también los límites impuestos por una sociedad patriarcal.

Foto: El Tío del Mazo
Orígenes humildes, espíritu indomable
Alfonsina Morini nació el 16 de marzo de 1891, en Castelfranco Emilia, un pequeño pueblo del norte de Italia. Hija de campesinos, su entorno no ofrecía muchas opciones para soñar en grande, sin embargo, desde niña mostró un carácter fuera de lo común y una afición temprana por las bicicletas, algo considerado impropio para una mujer en esa época.
A los 10 años ya montaba en bicicleta y antes de los 20 ya había ganado varias carreras locales compitiendo contra hombres. Su estilo temerario y su pasión por el ciclismo no pasaron desapercibidos, pero tampoco fueron bien vistos por una sociedad que consideraba el deporte un terreno exclusivo de los hombres.
El Giro que cambió la historia en 1924
La gesta más emblemática de Alfonsina llegó en 1924, cuando se inscribió en el Giro de Italia. Debido a una huelga de ciclistas profesionales, los organizadores permitieron la participación de ciclistas independientes. Ella aprovechó la oportunidad y se anotó como «Alfonsina Strada», para evitar que detectaran su género.

Foto: ctxt
Compitió junto a 90 hombres y desde el primer momento atrajo la atención de la prensa y los aficionados. Durante las etapas demostró una resistencia impresionante, aunque sufrió varios accidentes y dificultades. En la octava etapa, llegó fuera del límite de tiempo y fue oficialmente eliminada. Sin embargo, su esfuerzo había causado tanto impacto que los organizadores le permitieron continuar «extraoficialmente» hasta el final.
Completó las 12 etapas del Giro, recorriendo más de 3,600 kilómetros. No ganó, pero hizo historia.
Una vida sobre ruedas y contra corriente
Después del Giro, Alfonsina siguió participando en competencias y espectáculos ciclistas donde se ganó el cariño de la afición. También rompió otra barrera al convertirse en la primera mujer en competir en el Velódromo de Milán.
Se casó con un mecánico de bicicletas que la apoyó en su carrera y juntos abrieron una tienda de bicicletas tras su retiro. Alfonsina nunca abandonó del todo su pasión: murió en 1959 de un ataque al corazón mientras arreglaba una bicicleta.
Un legado que sigue inspirando
Hoy, Alfonsina Strada es un símbolo de rebeldía, igualdad y empoderamiento femenino. Su historia ha sido plasmada en libros, documentales y canciones. Su bicicleta fue restaurada y forma parte de museos dedicados al ciclismo donde su nombre es recordado con honor.

Foto: Cofidis Likes Ciclismo
En una era en la que a las mujeres les estaba prohibido casi todo, ella se atrevió a pedalear libremente, a ocupar un lugar en la carretera, a demostrar que el talento y la pasión no entienden de género.
Más allá del ciclismo, una pionera del deporte femenino
Alfonsina no solo abrió camino para las ciclistas, sino para todas las mujeres que desean practicar deporte en igualdad. Su historia representa la lucha de miles que han tenido que ganarse el derecho a competir.
«Yo pedaleo porque me hace libre», decía Alfonsina. Y hoy, muchas mujeres siguen su ejemplo, luchando por esa misma libertad.