mayo 12, 2025

Andrea Salinas CDMX,- La emoción de una final no solo se vive en la cancha. Detrás de los 90 minutos decisivos hay una semana de intensa preparación, estrategia, enfoque mental y unión de equipo. En la Liga MX Femenil, los clubes finalistas experimentan una rutina que combina disciplina táctica con una gestión emocional clave para disputar uno de los partidos más importantes del año.

Ajustes tácticos y sesiones cerradas

Durante la semana previa a la final, los entrenamientos se intensifican en enfoque, no necesariamente en carga física. Las sesiones suelen realizarse a puerta cerrada, con el objetivo de ensayar variantes tácticas, estudiar al rival y reforzar las fortalezas propias. El cuerpo técnico trabaja con precisión milimétrica: analiza partidos anteriores, detecta patrones del rival y ajusta movimientos ofensivos y defensivos.

Entrenar en el estadio donde se jugará el partido también es parte de la estrategia. Permite a las jugadoras familiarizarse con la cancha, el clima y el entorno que vivirán durante el encuentro.

La preparación mental: un aspecto clave

Más allá del físico y la táctica, la preparación psicológica ocupa un papel fundamental. Psicólogas deportivas, coaches motivacionales y charlas entre el plantel son parte de un trabajo interno que busca reducir la ansiedad, mantener la concentración y fortalecer la confianza.

Muchas jugadoras han hablado abiertamente sobre el poder de la visualización: imaginarse ejecutando jugadas, levantando el trofeo o afrontando escenarios complejos durante el juego.

Rutinas que crean conexión

Las horas fuera del entrenamiento también importan. Las concentraciones suelen incluir actividades de cohesión grupal: desde dinámicas en equipo hasta proyecciones de video motivacionales. La conexión emocional entre jugadoras es un factor intangible que, en partidos de alto nivel, puede marcar la diferencia.

Voces con experiencia

Las jugadoras con más finales a cuestas suelen convertirse en guías dentro del vestidor. Su experiencia aporta tranquilidad a las más jóvenes, y su liderazgo ayuda a mantener el enfoque colectivo. Algunas toman el rol de motivar, otras simplemente de escuchar. Todas, desde su lugar, suman a la construcción de un equipo listo para competir al máximo nivel.

La final como destino, no como presión

Lejos de ver la final como una carga, muchas futbolistas la ven como un premio al esfuerzo constante. En cada entrenamiento, cada charla táctica y cada momento de unión, se construye no solo una estrategia, sino un estado de ánimo colectivo que busca salir a la cancha con convicción, orgullo y pasión por representar a su equipo.

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