13 de abril, 2025

Andrea Salinas, CDMX.- Corría el año de 1968 y la Ciudad de México se preparaba para recibir los Juegos Olímpicos. Entre todos los momentos históricos que marcaron ese evento, uno en especial cambió para siempre la historia del deporte femenil en nuestro país, pues México participó por primera vez en una disciplina de conjunto femenina: el voleibol.

Ese equipo no solo abrió camino en lo deportivo, también en lo simbólico. Eran mujeres mexicanas representando al país ante el mundo, en un momento donde el reconocimiento y la visibilidad del deporte practicado por mujeres era casi nulo. Lo que lograron, lo hicieron con entrega, talento y una pasión que sigue viva en la memoria de quienes las vieron jugar… y de quienes crecieron bajo su enseñanza.

Más que jugadoras: maestras, amigas, compañeras

La mayoría de las integrantes de aquella selección se convirtieron después en entrenadoras, amigas y referentes para nuevas generaciones de deportistas. Fueron exigentes, disciplinadas, abiertas y generosas. Enseñaron no solo técnicas de juego, también valores: respeto, entrega y amor por el deporte.

Blanca, Paty, Carolina, Gloria, Roger, la otra Gloria, Carmelita, Yolanda, Nogueira, Trini… cada una dejó una huella imborrable. Y entre todas ellas, Licha Cárdenas, número 9, permanece en la memoria colectiva del voleibol mexicano como símbolo de talento y espíritu competitivo. Verla en imágenes de archivo rematando y sacando con fuerza, 25 años después de su fallecimiento, sigue emocionando hasta el alma.

De tú a tú contra potencias mundiales

Aquel equipo mexicano enfrentó a selecciones que eran verdaderos titanes del voleibol, como Rusia, campeonas olímpicas, con quienes disputaron partidos que se definieron en cinco intensos sets. Aunque no lograron medalla, demostraron que estaban a la altura del reto.

Pero lo mejor de este equipo no se vio en 1968. Fue después cuando alcanzaron su máximo nivel. En Puebla vencieron a las campeonas del mundo, y ni Estados Unidos ni Cuba lograban seguirles el ritmo. México, con ese grupo de mujeres, llegó a ser una potencia respetada.

Un legado vivo en cada generación

Este equipo no solo representa una página de oro en la historia del deporte femenil mexicano. Representa la fuerza de lo colectivo, la importancia del trabajo en equipo, el poder de las mujeres en el deporte, incluso cuando las condiciones eran adversas y el reconocimiento escaso.

Quienes hoy practican voleibol, y quienes apuestan por el deporte femenil desde cualquier trinchera, lo hacen de pie sobre los logros de estas pioneras. Ellas abrieron las puertas, rompieron estereotipos y demostraron que las mujeres mexicanas pueden competir, ganar y dejar huella internacional.

Recordarlas es hacer justicia histórica

Ver hoy las imágenes de aquellas jugadoras emocionan. Emocionan porque no solo eran talentosas, sino valientes. Porque no solo defendían un balón, defendían el derecho a soñar, a competir y a construir una historia que aún no se había escrito.

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