Julio 11, 2025

Andrea Salinas CDMX, – En un mundo dominado por hombres, la italiana Lella Lombardi logró abrir camino en el automovilismo de alto nivel. Su legado no solo se mide por resultados, sino por el impacto que tuvo en una disciplina donde pocas mujeres han tenido espacio. Lombardi fue, y sigue siendo, un referente de valentía y perseverancia.

Inicios humildes y ascenso en el automovilismo

María Grazia «Lella» Lombardi nació el 26 de marzo de 1941 en Frugarolo, una pequeña localidad en el norte de Italia. Desde temprana edad, mostró habilidades al volante mientras ayudaba en el negocio familiar conduciendo la camioneta de reparto. A mediados de la década de 1960, comenzó a competir en karting y posteriormente en Fórmula Monza, destacando rápidamente por su talento.

En 1968 fue subcampeona de la Fórmula 3 italiana, y en 1970 se consagró campeona de la Fórmula 850. Estos logros la posicionaron como una de las pilotos más prometedoras de Europa y la acercaron a su gran objetivo: la Fórmula 1.

La histórica participación en la Fórmula 1

Lombardi debutó en la Fórmula 1 en 1974, convirtiéndose en la segunda mujer en clasificar para un Gran Premio oficial, después de Maria Teresa de Filippis. Sin embargo, su momento más destacado llegaría al año siguiente, durante el Gran Premio de España de 1975, en el circuito urbano de Montjuïc, en Barcelona.

La carrera fue interrumpida prematuramente tras un trágico accidente que dejó varios espectadores muertos. En medio del caos, Lombardi logró terminar en la sexta posición, lo que le otorgó medio punto, ya que al no completarse el 75 % de la carrera, solo se repartió la mitad de la puntuación. Ese resultado la convirtió en la única mujer en la historia de la Fórmula 1 en sumar puntos oficiales en el Campeonato Mundial, una marca que aún permanece vigente.

Más allá de la F1: una carrera versátil

Su paso por la Fórmula 1 fue breve, pero su trayectoria en otras categorías fue extensa y exitosa. Compitió en carreras de resistencia como las 6 Horas de Pergusa, Vallelunga y Mugello, logrando victorias en todas ellas. Participó también en varias ediciones de las 24 Horas de Le Mans, una de las pruebas más exigentes del automovilismo.

En 1977, Lombardi incursionó en la NASCAR, al correr la Firecracker 400 en Daytona, convirtiéndose en una de las pocas mujeres en hacerlo en esa época. Su participación en distintos campeonatos demostró su habilidad al volante en contextos muy distintos.

Legado dentro y fuera de las pistas

Tras retirarse como piloto en 1988, fundó su propio equipo de carreras, “Lombardi Autosport”, con el objetivo de seguir vinculada al deporte y apoyar a nuevos talentos. Además, vivió su vida con libertad en una época en la que ser abiertamente homosexual no era común en el deporte profesional.

Lella Lombardi falleció el 3 de marzo de 1992 en Milán, víctima de cáncer de mama. Tenía solo 50 años, pero su legado ya estaba asegurado.

Un símbolo de resistencia y cambio

Lella Lombardi no solo desafió las barreras de género en uno de los deportes más exigentes del mundo, sino que se convirtió en un símbolo de inspiración para generaciones de mujeres pilotos. Su medio punto en Fórmula 1 representa mucho más que una cifra: es el testimonio de una mujer que nunca aceptó los límites impuestos por la tradición.

Su historia continúa inspirando a quienes luchan por abrirse camino en espacios tradicionalmente reservados para otros. En cada circuito, en cada monoplaza conducido por una mujer, hay algo del espíritu pionero de Lella Lombardi.

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